Kimetsu no Yaiba (Demon Slayer) y cómo iniciar bien una historia

La popularidad de Kimetsu no Yaiba (o Demon Slayer) es algo que siempre sorprende. No es para nada una coincidencia, ya que la expectación que se generó por su buena animación fue alta, y en este sentido su adaptación al anime entregó más que suficiente. Pero no es solo la buena animación lo que deja a una franquicia en tan alta estima. Si la trama no te atrapa o no logras conectarte con ella, vas a olvidarla rápidamente.

Kimetsu no Yaiba logra algo que es esencial para quedar en la memoria y el interés de los espectadores: tener un inicio de historia atrapante y condensado, mostrándote todo lo necesario para poder seguir bien lo que ocurre desde ahí hacia el futuro. Muchas otras franquicias tienen inicios apresurados e inconsistentes, o lentos y llenos de exposición. En el caso de Kimetsu no Yaiba, nos entrega lo suficiente para entender lo que ocurre y querer saber lo que va a pasar más adelante.

Al inicio, tenemos a Kamado Tanjiro, un joven que vive en un humilde hogar en las montañas junto al resto de su familia: sus hermanos y su madre. Se dedica a vender carbón y parece estar siempre de buen humor y hacer lo posible para ayudar a su familia. Tanjiro es amable y considerado, esto lo sabemos no porque alguien lo haya dicho en una exposición o diálogo, sino porque la historia nos muestra lo amable que es al interactuar con su familia y querer bajar al pueblo a vender carbón y al ver cómo la gente del pueblo lo trata. Esto suena simple, pero lograrlo de manera orgánica es más difícil de lo que parece, sin caer en que un personaje diga lo «amable» o «listo» que es el protagonista, en vez de que nosotros veamos alguna instancia donde él sea amable o listo.

Este ejemplo de «mostrar, no contar» lo seguimos viendo en lo que sigue del inicio de la historia. Conocemos que los demonios existen en este mundo cuando ya es muy entrada la tarde, mientras Tanjiro se decide a volver a su hogar. Un anciano lo detiene y le dice que se quede con él en la noche, porque los demonios salen de noche. Tanto para Tanjiro como para el resto de gente del pueblo, los demonios son solo una leyenda, pero la insistencia y amabilidad del anciano terminan por convencer a Tanjiro. Esto es importante no solo porque salva a Tanjiro del ataque de demonios a su familia, que terminó por matar a todos menos a su hermana Nezuko, pero también porque nos dará la razón en el futuro de por qué la lucha contra los demonios se lleva de una forma tan «oculta» a pesar de ser una gran amenaza.

Las escenas de Tanjiro volviendo a su hogar al siguiente día y viendo lo que ocurrió esa noche son conmovedoras. Nos hacen simpatizar más que nunca con el pobre chico que en un parpadeo perdió a casi toda su familia, atacados por algo que él mismo pensaba que eran solo un cuento para asustar a los niños. Para peor, solo su hermana está viva, pero ahora se ha convertido en un demonio. Aun así, la amabilidad de Tanjiro que vimos anteriormente se eleva a otro nivel cuando decide proteger a Nezuko a pesar de todo. Está viva y es lo único que le queda. Y aunque sea un demonio, está determinado a devolverle su humanidad, aunque no sepa cómo hacerlo.

Su amabilidad, perseverancia, y convicción en luchar hasta no poder más, logra calar en el frío cazador de demonios que llega tarde a evitar la tragedia, pero debe eliminar a la demonio o va a matar a Tanjiro, el único superviviente a sus ojos. Y también cala en Nezuko, haciéndola entrar en razón para identificar a Tanjiro como su hermano y no atacarlo, negándose a la sangre humana. Ambas cosas terminan por convencer al cazador de perdonarles las vidas. Y así, el complicado viaje de Tanjiro y Nezuko comienza.

Desde aquí, el mundo y la historia de Kimetsu no Yaiba no hace más que expandirse, introduciéndonos nuevos conceptos y personajes que harán que se sienta cada vez más atrapante. Pero el interés que nos hace sentir el inicio de esta historia, es el que hace todo el trabajo pesado. Y nos hace sentir una simpatía infinita por Tanjiro y Nezuko, queriendo que logren lo que tanto quieren alcanzar. Nos da una probada de la resiliencia que tiene Tanjiro frente a las dificultades y de su amabilidad incomparable dentro de su mundo. Nos da ganas de saber si podrá lograr la tarea imposible que tiene en frente y cómo va a lograrlo. Y lograr todo eso en tan poco tiempo es algo muy difícil de conseguir, independiente del género de historia del que estemos hablando.